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jueves, 27 de octubre de 2011

martes, 18 de octubre de 2011

Quisieron romperme el portón, pero recién el 11/11/11 se abre el verdadero portal en Capilla del Monte


Como se ve en la foto quisieron abrir el portón y terminaron rompiendo el pilar, es que recién el 11 de noviembre de 2011 se abrirá el portal que nos pondrá en el buen camino. Los espero a todos en Capilla del Monte el 11 del 11 del 11. Mientras tanto sigan insistiendo pero el portón todavía resistirá unas semanas más.

Quisieron romperme el portón, pero recién el 11/11/11 se abre el verdadero portal en Capilla del Monte.


martes, 9 de agosto de 2011

Decálogo del Bambú de Garr Reynolds



Estas diez lecciones fueron creadas por Garr Reynolds, autor del libro y el blog Presentation Zen, entre otros libros dedicados a enseñar la manera de expresar un negocio, una idea o una enseñanza utilizando una sistematización del mensaje más creativa basada puramente en la imaginación y capaz de romper con el esquemático power point.


Estas diez lecciones son un resumen de su curso Diez


Lecciones del bambú


(1) Recuerde: Lo que parece débil es fuerte .


El más grande de los bambúes no supera a la mayoría de los árbol del bosque. Sin embargo, el bambú soporta mejor los fríos inviernos y los veranos más calientes, y muchas veces resultan la única planta que queda en pie después de una tormenta es el bambú.


Debemos tener cuidado de no subestimar a los demás o a nosotros mismos, basándonos en las viejas nociones de lo que es débil y lo que es fuerte. No es necesario ser grande e imponente para ser fuerte. Puede que la empresa que emprendamos no sea la más grande y famosa pero como el bambú, debemos mantenernos erguidos, creyendo en nuestras propias fuerzas, y convencidos de que somos fuertes.







(2) Se dobla, pero no se rompe.


Una de las cosas más impresionantes sobre el bambú es la forma en que se mece con la brisa. Este movimiento de suave balanceo es un símbolo de humildad. Las raíces del bambú son profundas y sólidas, sin embargo se mueve y se balancea en armonía con el viento, no lucha contra él. Con el tiempo, hasta el viento más fuerte se cansa de soplar, pero el bambú se mantiene erguido y sereno. Se curva, pero no se rompe porque acompaña el flujo natural de las cosas.






(3) Ser profundamente arraigado y flexible. E


l bambú es notable por su increíble flexibilidad. Esta flexibilidad es posible gracias, en parte, a la estructura compleja de la raíz del bambú, raíz que incluso hace que el suelo en los alrededores de un bosque de bambú sea muy estable. Las raíces son importantes, pero este mundo cada vez más dinámico donde los individuos y las familias no tienen el tiempo suficiente para arraigarse a su comunidad, el desafío, entonces, para muchos de nosotros es seguir siendo móviles y flexibles, (internacionales) y, al mismo tiempo, esforzarnos y dedicar parte de nuestro tiempo a involucrarnos, arraigándonos profundamente en las comunidades que nos toca vivir, por breve que sea el tiempo que estemos en ellas.


(4) Reduzca la velocidad de su mente ocupada. Tenemos mucha más información disponible que nunca antes y la mayoría de nosotros vivimos a un ritmo aceleradísimo. Aun cuando la mayor parte de nuestra vida laboral esté en orden, la vida misma puede resultar bastante agitada y caótica muchas veces. A menudo es difícil percibir la señal en medio de tanto ruido. Por eso, pese a todo, resulta importante saber tomarnos el tiempo para detenernos, calmar nuestra mente ocupada para poder ver las cosas con más claridad.
(5) Esté siempre listo. Como el gran maestro de Aikido Kensho Furuya dice en Kodo : formas antiguas, "El guerrero, como el bambú, debe estar siempre listo para la acción." En las presentaciones u otras actividades profesionales, mediante el aprendizaje y la práctica debemos desarrollar un estado de atención que nos permita estar siempre dispuesto para enfrentar cualquier situación.


(6) Buscar la sabiduría en el vacío. Se dice que para poder aprender, el primer paso es despojarnos de cualquier preconcepto. No se puede llenar un vaso que ya está lleno. El interior hueco del bambú nos recuerda que a menudo estamos demasiado llenos de nosotros mismos y de nuestras propias conclusiones, sin dejar espacio para nada más. Con el fin de recibir el conocimiento y la sabiduría de la naturaleza y la gente, tenemos que estar abiertos a lo nuevo y diferente. Al vaciar la mente de sus prejuicios, el orgullo y el miedo se abren nuevas posibilidades.
(7) Comprométase con el crecimiento y la renovación. El bambú se encuentran entre las plantas de más rápido crecimiento en el mundo. No importa quién sea usted -o donde está- hoy en día, tiene un potencial increíble para el crecimiento. Por lo general, hablan de Kaizen o mejora continua que es más constante y creciente, que intentar cambiar dando grandes saltos. Sin embargo, incluso con un compromiso con el aprendizaje y mejora continua, nuestro crecimiento - como el crecimiento del bambú - puede ser muy notable cuando miramos hacia atrás y observamos de donde partimos. Es posible que a veces se desanimen y se sienten que no están mejorando del todo. No se desanime por lo que perciben como su falta de crecimiento o mejora. El sólo hecho de no haberse dado por vencido, es una muestra de que usted está en creciendo, sólo que lo constatará más adelante. La rapidez o la lentitud no es nuestra principal preocupación, sino que nos estemos moviendo hacia adelante.
(8) La utilidad Express a través de la simplicidad. El maestro de Aikido, Kensho Furuya, dice que "El bambú en su simplicidad expresa su utilidad. El hombre debe hacer lo mismo”. De hecho, pasamos mucho de nuestro tiempo tratando de demostrar lo inteligentes que somos, tal vez para convencer a los demás - y a nosotros mismos - que somos dignos de su atención y elogios. La vida y el trabajo son lo suficientemente complicado para además incluirle lo superfluo. Si pudiéramos perder el miedo, tal vez podríamos ser más creativos y encontrar soluciones más simples a problemas complejos, incluso, ofrecer la mayor utilidad para nuestro público, clientes, pacientes o estudiantes.
(9) Dé rienda suelta a su poder para rebotar. El bambú es una símbolo de buena suerte y uno de los símbolos de las celebraciones del Año Nuevo en Japón. La imagen importante de nevadas de bambú representa la capacidad de rebotar después de haber experimentado la adversidad. En invierno la nieve se inclina la parte trasera de bambú y la espalda hasta que un día la nieve se vuelve muy pesada, empieza a caer, y el bambú se ajusta copia de seguridad de alta de nuevo, dejando de lado toda la nieve. El bambú soportaron la pesada carga de la nieve, pero al final tiende a volver erigirse como si dijera: "No voy a ser derrotado."
(10) sonreír, reír, jugar.
En la parte superior del kanji (caracteres chinos) de sonrisa o Reír de este carácter son dos pequeños símbolos que representan el bambú Se dice que el bambú tiene una fuerte asociación con la risa, tal vez por el sonido que hacen las hojas de bambú en un día ventoso. Si usted utiliza su imaginación Supongo que suena un poco como el bosque de risa, es un sonido relajante. El bambú también tiene una conexión con alegría, ya que ha sido usado por generaciones en la fabricación de cometas tradicionales japonesas y en las artes y los oficios tradicionales, como muñecas. Hemos sabido en forma intuitiva, por generaciones de la importancia de sonreír, reír y jugar, ahora la ciencia moderna muestra evidencia de que estos elementos juegan un papel importante y real en la salud mental y física.




domingo, 31 de julio de 2011

Volviendo a Misa para que los pianos vuelvan a hacer música



Yo lloro durante las misas. Ayer fui a misa y lloré. Hacía cerca de diecisiete años que no iba a misa. Mi hija había decidido convertirse al cristianismo y en esos tiempos nos veíamos dos veces por semana y uno de esos días era un domingo. Ella recién convertida, después de pasarse dos años, uno para ser bautizada y otro año para tomar la comunión, quiso que la acompañara a una iglesia. Fuimos. Diecisiete años atrás ya iba poca gente a las misas y nos ubicamos en un banco. De pronto, aparecieron no un cura -como era de esperar-, sino seis, tal vez fueran tres y ahora me engaño pensando que eran tres, pero eran muchos curas para una sola misa. No voy a exagerar diciendo que había más curas que feligreses pero debía haber unas quince personas contándonos nosotros, en ese inmenso lugar pensado en el pasado para darle resguardo espiritual a cientos de creyentes y no a los pocos viejos o perturbados que ese domingo se paraban y arrodillaban a la orden del misal. Hasta ahí todo estaba bien porque era lo previsible, pero el problema fue cuando comenzó la misa y ahí si me ocurrió algo raro comencé a llorar. No podía impedirlo un llanto intenso me salía sin que pudiera impedirlo. Mi hija comenzó a codearme... Ella sabía que yo era ateo, así que tomó mis lágrimas como un acto absurdo para arruinarle su misa. Todo esto lo pensé después pero en ese momento no podía parar de llorar. No les digo nada cuando uno de los curas levantó el cáliz y los otros extendieron sus manos derechas con los dedos extendidos, como si de ellos salieran rayos dirigidos hacia la copa donde dentro (recordaba el catecismo) seguramente se estaba transformando el pan en el cuerpo de Cristo. Ahí mi llanto se volvió más y más ruidoso y mi hija me miró sería y me dijo que "me dejara de joder". Para ella estaba simplemente sobreactuando o, como le ocurría a mi abuela paterna cuando veía conmigo Titanes en el Ring pegaba unos gritos de angustia terribles y se tapaba los ojos como si realmente los luchadores se estuvieran partiendo sobre la lona del ring, entonces yo, chiquito y todo le advertía: "pero abuela no te das cuenta que está todo preparado, no se lastiman, saben caer".
Y mi hija, durante esa misa, de alguna manera me estaba diciendo lo mismo: "no te das cuenta que todo está preparado, que todo es una representación". Pero para mí, bah, para mí a los siete años no era una representación, era real: Dios andaba sobrevolando la iglesia y las ostias se volvían carne y el vino sangre.
Diecisiete años después, ayer, volví a una misa. Había todavía menos gente que la otra vez. Y cuando pasaron la manga la gente dejaba monedas de centavos. Daba lástima todo. Las imágenes de los santos siempre tienen caras de aburridos, o me parece a mí, pero la sensación que me dieron es que tienen cara de hastiados, de no soportar más estar fijos ahí para algo que cada vez menos gente se cree. Pero ayer, decía, comencé a escuchar la misa y casi sin proponérmelo a repetir lo que los demás decían. Recordaba casi toda la misa. Pero no tenía ganas de llorar. Esta vez había ido a la misa a acompañar a los padres de una amiga que murió hace un mes. No necesitaba la misa para llorar o llorarla. Y traté de aguantarme todo lo posible porque en situaciones como esa uno no quiere ni mirarle la cara a los otros amigos, y menos a los padres y familiares, uno no quiere parecer que sufre más que ellos, pero sufre y cómo... De pronto, la recordé a Claudia y pensé que ya nadie tocaría como ella las teclas de su piano y tuve ganas de creer que se fue a un lugar donde escuchan música, o mejor, hacen música y quizás hasta Dios se parece a Charly García y tocan juntos y ella está feliz, muy feliz, con esa felicidad que se merece la gente como ella.

sábado, 14 de mayo de 2011

Mircea Eliade dice sobre Marx y Buda


5 de enero de 1964
Marx: no quería explicar el mundo sino cambiarlo.
Buda: la antimetafísica. No le interesaba el origen ni la explicación del mundo ni tampoco el de la condición humana. Quería cambiar la condición humana. Al igual que Marx, que entendía por "cambiar el mundo" la modificación radical de la condición humana.
La simbiosis budismo-comunismo en la India contemporánea: tanto unos como otros están contra las castas, el ritualismo brahmánico y las especulaciones metafísicas. Como el marxismo, el budismo es "universalista".

(Mircea Eliade. Extraído de " Diario 1945-1969")

(Ahora que escribo esta cita de Eliade, y sabiendo a lo que me expongo, no estoy de acuerdo con que el budismo sea universalista. De hecho, al prescindir de todo absoluto, el budismo transcurre guiado por una serie de cuestiones éticas, que lo hace muy abierto, tanto como para que el mismo Buda, considere que su "método" sólo es para monjes". Lo que admite una infinita cantidad de variantes como, me animo a afirmar, tantas como budistas hay).

viernes, 8 de abril de 2011

Sólo para gardelianos de José Gobello

(Un texto de Gobello sobre Gardel)

Escribió Quinto Horacio Flaco al comienzo de su tercera Sátira: “Todos los cantores tienen este defecto: cuando están entre amigos, aunque se les ruegue, nunca se deciden a cantar; cuando no se les pide, no hay manera de que callen”.

Juan Carlos Marambio Catán cuenta en sus memorias (60 años de tango, Freeland, 1973, p. 155) que una tarde de 1924, a pedido de José Razzano, fue al departamento que este tenía sobre la calle Suipacha entre Lavalle y Tucumán, vereda oeste, para pasarle a Gardel el tango Príncipe, de Anselmo Aieta y Francisco García Jiménez, que él había estrenado.

Dice que cuando llegó, “ya estaban Razzano, Gardel, el Negro Ricardo, Barbieri y el Negro Vives (este fue un permanente colaborador de Gardel-Razzano, nadie se acuerda de este eficaz ejecutante del bandoneón y la guitarra”.

Y agrega: “La reunión se transformó en una tertulia de bulín, se contaron cuentos, se mateó, copas, chistes, en fin, después de un rato recién iniciamos el trabajo que nos reunía. Canté el tango, escuchaba atento, mientras Ricardo y Barbieri iban siguiendo buscando tonos y tratando de retener la melodía, pero indudablemente que era un poco dificultoso porque es un tango que en realidad en esa época resultaba un poco raro por su estructura, de modo que después de un rato quedamos de acuerdo en que yo le mandaría a Gardel una parte de piano y en esa forma podría darle una interpretación exacta a la obra”.

“Cantó Razzano y cantó Gardel algunas cosas con un entusiasmo real, porque este hombre cuando estaba en una reunión de bulín ponía el mismo calor que si estuviera ante un público que había pagado la entrada”.

“Ese día recibí una sorpresa, el gran cantor me dijo casi al final de la reunión: ‘Escuche, Catán, la última novedad que tengo’ (en aquella época no se usaba con tanta asiduidad la desagradable costumbre actual del tuteo indiscriminado), y me empezó a cantar una verdadera joya que sobrevive a través de los años, Silbando. Cuando terminó, lo felicité sinceramente y me dijo: ‘Hagáselo pasar con Barbieri. Este tango puede echárselo al hombro y caminar mucho tiempo con seguridad de éxito donde lo cante’”.


José Gobello


José Gobello se refiere al conchero


(Este texto lo envió por Email el Presidente de la Academia del Lunfardo, Don José Gobello. Otro detalle a subrayar, la foto del conchero fue copiada de un aviso de Mercado Libre, que la ofrece con estas palabras: Conchero de Vedette, precio 60 pesos. Ahora sí el magnífico texto de Gobello)

ACERCA DEL CONCHERO

El primer cometido de la Academia Porteña del Lunfardo consiste en registrar los cambios que se producen en el habla de Buenos Aires. Los más frecuentes son, me parece, los del léxico, y, mal que mal, en nuestras mil setecientas comunicaciones se anotan y analizan no pocos de ellos.

Una de las voces que se han incorporado en nuestra compleja y abigarrada coiné porteña es conchero. La escuché, hace pocas semanas, de boca de una linda rubita que la repitió varias veces con un mohín falluto desde la pantalla de televisión. Poco después me llegó nuevamente, desde el receptor radiofónico, pero en la voz de una importante comunicadora de buen discurso, que la repetía eufórica y jubilosa, tal como Arquímedes debió de repetir “eureka, eureka”.

Conchero ha dado en llamarse a un escueto y suntuoso triángulo de tela que se aplica sobre la parte exterior de la vagina –que en turpiloquio se llama cariñosamente cachucha o cotorra, y, más grotescamente, concha– en tanto el resto del cuerpo queda a la vista. De concha procede conchero. El doctor Conde, por varios cuerpos el mayor lunfardólogo a mano, recuerda que esa denominación metaforiza el español concha ‘cubierta de los moluscos’. La concha está compuesta por dos valvas, y este término, como quiera que fuere, es parónimo de vulva.

El conchero (ignoro su nombre argótico) fue traído junto al top-less por las niñas del Folies Bergère. Así ha tenido la bondad de recordármelo don Rómulo Berruti, profundo sabedor de cuanto atañe al fascinante territorio de las bambalinas. Recuerdo la presentación del Ópera, en 1954, pero más aún recuerdo a una de aquellas señoritas, Xenia Monti, que poco más tarde se presentó en el Maipo. Por supuesto, llevaba un conchero luminoso: tenía un cuerpo bellísimo y escamotearle un solo centímetro de su piel a la ansiedad de los espectadores habría sido una defraudación imperdonable.

Concha es término del pueblo bajo de Buenos Aires, cargado de arrogante obscenidad. Quienes busquen una prueba de ello solo deben leer el coplerío prostibulario que recogió el antropólogo alemán Robert Lehmann-Nitsche por los quecos de la Ensenada a fines de la década de 1911.

Para acreditarse como voz lunfarda, conchero no tiene más que argüir su origen. En cuanto a si es mala palabra o no lo es, insisto en que las malas palabras no existen, contrariamente a lo que pretendía el gran Ángel Rosenblat, porque ninguna es tal fuera de su contexto. Pero si no hay malas palabras, hay, en cambio, palabras sucias –como mierda–, palabras feas –como escuerzo, italianizada por Canaro para llegar de rospo al tango arrespe de Tita–, palabras bellas –como alhucema–, dulces, como arrullo, y horribles, como estupro o pudrir.

Cuando no existía el conchero, tampoco existía su nombre. Nélida Roca –según me informa don Rómulo–, aunque ya tenía años en el escenario, no lo usó nunca. Prefería prendas más escondedoras o tal vez más abrigadas. No dudo de que, antes de mucho tiempo, se convertirá en un tecnicismo; habrá pasado a la tecnología del bataclán. A mí todavía me suena chocante, pero ya se me va a pasar.

José Gobello



miércoles, 23 de marzo de 2011

Valor de Ley de los Coen, una joyita

El western verdadero tiene una épica que no se rebaja a perversiones. Estoy tratando de recordar alguna película donde se desbarate este principio y, creo, que ni el spaghetti western, una versión europea del género madre, recurre a la depravación.

La pregunta es que considero yo por perversiones o depravaciones. Es sencillo todo aquello que se sostiene fuera del coraje y, algo que hoy se nombra mucho, quizás porque nadie respeta, los códigos. Hasta los malvados tienen códigos, sus códigos por supuesto, que antes de quebrarlos prefieren hundirse en una nube de balaceras.

En ese sentido, la película de los hermanos Coen, Valor de Ley, es un ejemplo perfecto de lo que digo. Lo que mueve a los personajes en ese terreno donde la ley, la fe y hasta la ética parece lejanísima y perdida, se mueven sin embargo dentro de una serie de principios más valiosos, que cualquier normativa social.

Me parece haber visto hace tanto el film en que se basa en esta remake que no la recuerdo, pero algo interesante que hicieron los Coen fue lograr que Jeff Bridges, el caza recompensas que contrata la nena de 14 años para encontrar al asesino de su padre, se parezca a John Wayne. Y si uno ve sólo el trailer de la primera versión de 1969, advierte que hicieron un trabajo de transcripción preservando los momentos más conmovedores del film. El cruce del río de la chica a caballo y el enfrentamiento final (a caballo por supuesto) del viejo Cogburn contra cuatro hombres al mismo tiempo.

Quizás la chica del 2011 no sea tan aniñada como la del 1969, pero lo mejor de esta remake es haber conservado también la ingenuidad de su inspiradora, sin agregarle vueltas de tuercas que no mejoran, ni tampoco remozan la historia si no la traicionan.

viernes, 25 de febrero de 2011

Balada Triste de Trompeta- De Alex de la Iglesia

Que suerte que uno no ejerce el oficio de crítico de cine con una película como Balada triste de trompeta, de Alex de la Iglesia, porque no me gustaría dañar a un director que admiro.

Los diez primeros minutos, quizás un poco más, sentí estar frente a la obra maestra de Alex de la Iglesia, pero, de pronto vi, frente a mí, como la película se desbarrancaba y caía hasta volverse más absurda de lo que pedía el tema, y no se recuperaba más.

Si el comienzo me pareció la imagen más impactante, síntesis perfecta de la Guerra Civil Española, comparable a Los Fusilamientos de la Moncloa de Goya, o el Guernica de Picasso, en cierto momento la película parece volverse una caricatura de sí misma que no alcanza a sorprender y deja de conmover.

La entrada de los republicanos buscando gente para pelear, el chico que despide al padre y el León suelto a un lado de la pista, auguraba lo mejor. Enseguida el ataque a los franquistas del payaso desbordado, su cárcel y los fusilamientos. Incluso ya en los 70 cuando el muchacho va a trabajar al circo la cosa funciona de maravillas, pero algo se descarrila en la película en el momento en que, el director guionista con ánimo de acelerar las acciones, le impone un ritmo que termina por dejar de a pié al espectador.

El film es un gran símbolo de lo pasado a los españoles. De aquello que todavía se siguen preguntando y, creo, no terminan de entender por qué ha ocurrido. Esto lo comenzaron a expresar otros cineastas españoles, como Saura en La Caza, García Berlanga en La Vaquilla, Erice en el Espíritu de la Colmena, diría que el mismo Alex de la Iglesia lo hizo, y muy bien, en Muertos de Risa, y debe haber cientas más de películas, de mayor o menor calidad e impacto emocional. (Ahora me viene a la memoria, La Lengua de las Mariposas.

Pero este film que de entrada no le huye a los símbolos, al contrario los amontona hasta la exasperación, pareciera que hasta se burla de las metáforas y como si fuera necesario mete historia franquista por todas partes, pero, ¡qué pena!, le sale mal.

Antes de seguir, quiero confesar que los circos no me gustan y menos aprecio le tengo a los payasos. De este mundo, en el mío, cabe una excepción: sigo siendo un admirador y fanático de Gabi, Fofó y Miliki, los únicos payasos que ya grandecito veía en la televisión, sobre todo de Fofó un músico y comediante increíble, que era el centro de ese grupo de cómicos y ya nada fue igual sin él. Justamente el payaso valiente del comienzo, si no me equivoco es Fofito. Pero los payasos de cabeza de huevo y pintarrajeados, la doma de leones, los equilibristas y otros peligros circenses, nunca me gustaron o los miro como uno le hecha una mirda rápida a un rostro deformado. Pero no niego que los payasos son una fantástica exageración de la realidad. Algo que el Gran Fellini demostró en su documental para la televisión inglesa: The Clown.

Pero Iglesia a esta exageración, a la brutalidad de los payasos, parece agregarle también un homenaje a las película española mencionada arriba. Hay una caza en que un payaso es utilizado de perro de caza y termina por morder la mano a Franco, hay un hombre escondido viviendo como un monstruo, como el Espíritu de la colmena. Se dirá que de buscar homenajes se puede decir cualquier cosa, pero, si la escena final en el Valle de los Caídos no es hitchcockiana, ¡qué me lleve la tormenta!...Y por supuesto el final, casi el mensaje (como se decía en los 70) es puro Oscar Wilde: al final el hombre mata aquello que ama. Y la verdad, por el cambio de tonos del absurdo, al grotesco y del grotesco a la ironía y así hasta llegar a un tono operístico que no da la nota, creo que Alex de la Iglesia en esta película se equivocó. Si me apuran, creo que en Muerto de Risa, dice más sobre el drama español que este film.