Es un pequeño misterio la relación que se entabla con la Mona. Es cierto que hay un lugar, una hora, un estado para que esa relación sea explosiva y el Luna Park, del miércoles 28 de noviembre, no fue para mí el mejor espacio para que se produjera esa sensación. Sólo por momentos pude sentir esa vibración que desata al bailar el prócer cordobés. Pensaba en el folklore que se escuchaba en el interior hace más de 60 años y que para muchos puristas le fue robado al pueblo por las grabadoras y las radios de las ciudades capitales. No estoy de acuerdo. En realidad ese folklore era la expresión aceptada por el "buen paisano" en una sociedad patriarcal y estratificada. Hoy, el negro se liberó de tantas formas y adoptó todas las formas juntas con la condición de que la música se vuelva baile sensual. El cuarteto parece reunir en su partitura y ejecución todas las formas musicales desde Centro América hasta acá mezcladas, y su baile, el del cuarteto, además de atractivo estéticamente es la regresión a la persecusión del sexo del hombre al sexo de la mujer. A veces pienso que hasta en las tribus del amazonas juzgarían ese baile excesívamente sensual. Es cierto que las letras son tan directas que buscan la rima más simple, casi el ripio, o directamente no la tienen en cuenta. aunque si se busca hay tanta poesía española como coro ebrio de hinchada: "Con una agujita de oro, te descorazonaré/Con una agujita de oro, te descorazonaré/Y prendida tú en mi pecho, como una rosa te llevaré./Y prendida tú en mi pecho, como una rosa te llevaré", es la expresión más simple y amorosa.
Algo que también advertí anoche es la absoluta prescindencia de la música que puede llegar a tener los temas de La Mona cantados por él, quiero decir, que gran parte de sus canciones son dichas no cantadas. Una forma de cantar a capella que por supuesto debe estallar en algún momento para que entre el ritmo bailantero. Creo que esta letra es más dicha que cantada y al mismo tiempo muestra otra característica de La Mona, su capacidad para contar hasta los problemas más íntimos de su vida hasta convertirlos en una confesión y crónica de lo que le ocurrió en una patinada que se mandó como marido:
"Me hice un pecador/haciendo trampa en esta vida/que me olvidara de su amor/no hiciera caso al corazón/que a cambio fuego me darías. /Contigo me fuí a vivir/y abandoné un día a Juanita/cambie el amor por la pasión/guarde en un cofre el corazón/pero el fuego se termina./
Y se me parte el bobo en dos,/Y se me parte el bobo en dos/si supiera que me ama/buscaría a Juanita./ Aquello si era amor/y no pasión de algunos días/se paga fuerte el error/cuando uno olvida el corazón/y le hace caso solo al cuerpo. /Y me dejé por ti llevar/y abandoné un día a Juanita/lo nuestro nunca fue amor/por eso hoy te digo adiós/y cada uno con su vida. /Y se me parte el bobo en dos,/Y se me parte el bobo en dos/si supiera que me ama/buscaría a Juanita".
Y se me parte el bobo en dos,/Y se me parte el bobo en dos/si supiera que me ama/buscaría a Juanita./ Aquello si era amor/y no pasión de algunos días/se paga fuerte el error/cuando uno olvida el corazón/y le hace caso solo al cuerpo. /Y me dejé por ti llevar/y abandoné un día a Juanita/lo nuestro nunca fue amor/por eso hoy te digo adiós/y cada uno con su vida. /Y se me parte el bobo en dos,/Y se me parte el bobo en dos/si supiera que me ama/buscaría a Juanita".
Para los que no lo saben, La Juana es la esposa y madre de los hijos de La Mona, su manager, consejera y vestuarista.
Un dato alarmante que anuncia el paso del tiempo. La Mona ya no se mueve como hace unos años, no sólo él no baila tanto, yo tampoco.