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sábado, 7 de abril de 2007

De una tortuga a un ideograma


Lecciones de Literatura de Borges y Bioy


Domingo, 23 de agosto de 1959
(Único texto del día)
Borges: “Lo importante no es que el lector crea lo que lee sino que sienta que el autor cree lo que escribe”.

Domingo, 13 de septiembre de 1959
(...) Dice: (Borges) Un error habitual consiste en suponer que si alguien conoce la etimología de las palabras tiene acceso directo a la verdad. Unamuno y Ortega creían que al saber la etimología de las palabras, sabía uno la verdad que encierran. Un diccionario etimológico no es la llave de la verdad. Nadie cree que un pontífice sea un pontonero, ni que un políglota tenga muchas gargantas. La etimología revela lo que las palabras ya no significan. “Estilo, ah mi amigo, usted no sabe que los romanos llamaban estilo a un punzón. “Bueno, ¿y qué?. Bioy: “Parecen creer que la etimología da una visión sobre las circunstancias y la Historia futura que determinaron la acepción de las palabras”. (...)

Lunes 14 de septiembre de 1959.
(...) Bioy: “Hay un humorismo en James; casi siempre es el mismo; se trata de personas que en el afán de estar en una situación no advierten lo que puede haber en ella de canallesco (The Reverberator). James había inquirido cada una de las ambigüedades de sus relatos; sin duda tenía una opinión sobre ellas; Kafka no, no sabía más de lo que estaba escrito en el texto; pero cada uno cumplía correctamente con las exigencias de su género; está bien que James conociera las ambigüedades y previera las respuestas, porque escribía cuentos sobre personas que actuaban en la sociedad humana; está bien que Kafka se limite a plantearlas, porque escribía parábolas sobre la relación del hombre con el universo”. Borges: “Kafka seguramente pensaba por parábolas. Seguramente no tenía más explicación de sus cuentos que la que había puesto en el texto; está bien: su tema es la relación del hombre con un dios y con un cosmos incomprensibles. Dios, al final del libro de Job, el Dios que manda al Leviatán, es el dios de Kafka, el dios totalmente incomprensible... Mi padre decía que había gente, como los gauchos, que sólo podía pensar por imágenes, y que las famosas parábolas de los Evangelios prueban que Cristo era una de esas personas. Como los gauchos, como los argentinos, no quería comprometerse. Ahí tenés el ejemplo de la pecadora y la primera piedra. Dar la otra mejilla es condenar metafóricamente la venganza. Hablaba por imágenes, porque sólo podía pensar por imágenes”.


Domingo, 27 de septiembre de 1959
(...) Cuando un misterio no se explica, el lector atribuye esto a una debilidad del autor. Pero Kafka no explica ni necesita explicar: su misterio es el misterio del mundo o de la vida”. Bioy: “Participamos en sus relatos como en una novela de aventuras: sin embargo la acción ocurre como en un sueño. Seguimos con credulidad, como en un sueño, sus sueños”. Borges: “Kafka inventó un tipo totalmente nuevo de relato; pero, a diferencia de todos los inventores y precursores, ha sabido manejar su invento con notable economía y lucidez, utilizando una cantidad mínima de elementos. Esta sencillez de sus composiciones es uno de sus mayores méritos.” (...)