Este director murió a los 54 años, en 1986, dejando por lo menos dos obras maestras que exceden lo cinematográfico para meterse en cuestiones filosóficas y, me cuesta poner religiosas o espirituales, pero rozan esos terrenos. Quizás se deba decir que sus películas alcanzan una poética que arrasa con nosotros como espectador para volvernos parte de lo que se cuenta (Esto es tan complicado que no lo entiendo ni yo) Por eso, quiero expresarlo de este otro modo: Soy ateo pero un día ya grande tuve que ir a una misa, bien, lloré toda la ceremonia y no sé muy bien por qué algo que negamos se manifiesta; con su cine me pasa algo parecido (¿Se entiende ahora?). En su funeral Rostropovitch interpretó una suite de violonchelo de Bach. Está enterrado en el pequeño cementerio parisino para inmigrantes rusos. En la lápida de su tumba hay una cruz eslava, un árbol y esta inscripción: “Al que vio al ángel”.